Ella se despertó en medio de la oscuridad, hacía mucho calor, se oían los grillos fuera.
Se incorporó con mucho sigilo, apartando de su cuerpo desnudo las sábanas casi pegadas, y trató de encontrar sus zapatillas en el suelo del cuarto. Sin querer empujó una de ella, que resbaló por el piso e impactó contra uno de los muebles. Encogió los hombros, miró hacia la cama, y descubrió que unos ojos estaban observándola. Esbozó una sonrisa y salió, cerrando la puerta detrás. En la cocina, frente a la nevera, cerró los ojos para evitar la luz, y disfrutó del frío que salía por la puerta abierta. Bebió un poco de agua y dejó que una gota que escapó de su boca, se deslizase por su cuello, bajando entre sus senos hasta su ombligo. Toda la piel se le encrespó, y seguía sonriendo.
Regresó al dormitorio, desde el umbral de la puerta volvió a mirar hacia la cama, buscaba con los ojos aquellos que antes la observaban. Allí estaban, escrutando cada detalle de su cuerpo. Resaltaban especialmente en medio de la oscuridad, unos ojos grandes, ávidos de ella, deseosos de su vuelta al lecho. Un gesto con la cabeza sirvió de reclamo, ya estaba encima e las sábanas, desnuda, resplandeciente, su piel reflejaba los brillos de la noche. Él tomo su mano, la colocó sobre su sexo, sobre el miembro erecto, sobre sus ansias. Se acercó a su oído y le susurró lo mucho que la deseaba, que solo con mirarla bullía, que nunca la dejaría dormir.
Ella se inclinó sobre su pecho, le pasó una de sus piernas por encima, se sentó sobre sus muslos, dejó caer su melena encima, la deslizó haciéndole cosquillas, y luego se dejó caer, pegando con fuerza sus cuerpos. Se abrazaron, rodaron, besándose, conteniendo el aliento, se unieron. Sintiendo el roce de sus pieles, de sus bocas, los pechos, los pubis, las manos y las piernas, todo iba y venía, subiendo y bajando, en un desasosiego, jadeando, gimiendo, muriéndose de deseo, resucitándose de placer, minutos, horas.
Y sus cuerpos exhaustos cayeron al fin, se rindieron con las primeras luces del día, con los reflejos de un sol que madrugaba. Abrazados, ebrios de si mismos, se besaron, durmieron. Solo antes de ser vencido, él susurró de nuevo a su oído, las palabras que ella esperaba oír. Le dijo que nunca había estado tan guapa, que sus senos eran lo que más deseaba en el mundo, que viviría entre sus piernas, que moriría si lo hiciese, que cada noche ella se llevaba un trozo de él y que pronto no quedaría nada.
Ella seguía sonriendo, aún era temprano, tal vez no estaban exhaustos, tal vez los niños seguirían durmiendo un poco más, tal vez aun había tiempo.
Se incorporó con mucho sigilo, apartando de su cuerpo desnudo las sábanas casi pegadas, y trató de encontrar sus zapatillas en el suelo del cuarto. Sin querer empujó una de ella, que resbaló por el piso e impactó contra uno de los muebles. Encogió los hombros, miró hacia la cama, y descubrió que unos ojos estaban observándola. Esbozó una sonrisa y salió, cerrando la puerta detrás. En la cocina, frente a la nevera, cerró los ojos para evitar la luz, y disfrutó del frío que salía por la puerta abierta. Bebió un poco de agua y dejó que una gota que escapó de su boca, se deslizase por su cuello, bajando entre sus senos hasta su ombligo. Toda la piel se le encrespó, y seguía sonriendo.
Regresó al dormitorio, desde el umbral de la puerta volvió a mirar hacia la cama, buscaba con los ojos aquellos que antes la observaban. Allí estaban, escrutando cada detalle de su cuerpo. Resaltaban especialmente en medio de la oscuridad, unos ojos grandes, ávidos de ella, deseosos de su vuelta al lecho. Un gesto con la cabeza sirvió de reclamo, ya estaba encima e las sábanas, desnuda, resplandeciente, su piel reflejaba los brillos de la noche. Él tomo su mano, la colocó sobre su sexo, sobre el miembro erecto, sobre sus ansias. Se acercó a su oído y le susurró lo mucho que la deseaba, que solo con mirarla bullía, que nunca la dejaría dormir.
Ella se inclinó sobre su pecho, le pasó una de sus piernas por encima, se sentó sobre sus muslos, dejó caer su melena encima, la deslizó haciéndole cosquillas, y luego se dejó caer, pegando con fuerza sus cuerpos. Se abrazaron, rodaron, besándose, conteniendo el aliento, se unieron. Sintiendo el roce de sus pieles, de sus bocas, los pechos, los pubis, las manos y las piernas, todo iba y venía, subiendo y bajando, en un desasosiego, jadeando, gimiendo, muriéndose de deseo, resucitándose de placer, minutos, horas.
Y sus cuerpos exhaustos cayeron al fin, se rindieron con las primeras luces del día, con los reflejos de un sol que madrugaba. Abrazados, ebrios de si mismos, se besaron, durmieron. Solo antes de ser vencido, él susurró de nuevo a su oído, las palabras que ella esperaba oír. Le dijo que nunca había estado tan guapa, que sus senos eran lo que más deseaba en el mundo, que viviría entre sus piernas, que moriría si lo hiciese, que cada noche ella se llevaba un trozo de él y que pronto no quedaría nada.
Ella seguía sonriendo, aún era temprano, tal vez no estaban exhaustos, tal vez los niños seguirían durmiendo un poco más, tal vez aun había tiempo.
8 comentários:
jooooo rákele!!!! estamos en la edad!! cómo me gusta leer estas cosas... y mi novio en Cangas, hay que joderse...
Besos grandes.
Al final vas a la playa con tu madre? cuando vuelves a Leon? aLguien sabe cuánto son 400 dragmas???
ola mer!
al final ni playa ni na, lo estoy viendo...
volveré a león en agosto.
400 dragmas son 1,20 euros, creo. pero no sé si el google.rkl anda actualizado, lolololol
bicos!
Ayyy!!!!Con este relato he sido capaz de imaginarme todos y cada uno de los detalles y es que escribes...solo se me entremezclan las caracteristicas del hombre, no acabo de definirlo. Del resto lo veo todo claro, hasta los sonidos y los aromas.
Pero no me escribas de estas cosas que se alteran aun más las hormonas...ufff!!!!Hace calor!!!!
Je. Estamos calentitos. No solo ha llegado el calor al verano...
Me ha parecido muy bueno. El final da un giro repentino donde lo que menos te esperas es que sean una pareja real. Yo apostaba por un voyeur que logra acceder al objeto de su deseo. Y por que no decirlo. Me he visto reflejado en los protagonistas. Aprovechar el sueño del niño para irse a la cama... Y no precisamente a dormir. Ay. Es algo tan típico que resulta una maestría contarlo manteniendo el misterio y el interés hasta el final. La única pega que le veo es que hay un par de detalles que ralentizan la narración. Demaisados gerundios continuos que quizá resulten redundantes. Pero es un detalle nimio.
Un saludo!
Fotógrafa, escritora, dónde te escondías chica?
Muy bueno el texto,olvídate de los gerundios.Eso se puede arreglar, la falta de talento,no.
besotes rákele!!!
gracias!
me encanta leer comentarios asi. ademas, mer, adoro los besotes!
hay que tomar nota de las sabias sugerencias de quien tiene razón. aprendo cada dia, y me encanta, esperemos que se note. jajajaja
besos para tod@s!
Es importante decir "que guapas estás", "cuanto me gustas" y esas cosas en una pareja, sino te salen, malo malo, si te salen, bueno bueno ...
Buen relato como siempre!
Salud!
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