terça-feira, 24 de julho de 2007

después de todo


A la orilla del mar, esperando el amanecer, nos encontró la policía. No habíamos pegado ojo, en realidad, después de la medianoche ni siquiera habíamos hablado. Pero eso no fue por el sueño, no fue por nuestras diferencias, en el fondo, ya no teníamos nada de lo que hablar. Hace tiempo que no tenemos mucho en común, pero ha sido hoy cuando lo hemos visto claro, delante de nuestros ojos, detrás de las lágrimas. Me cuesta pensar en aquello que me hace sentir mal, me ocurre desde siempre. Me limito a fingir que no ocurre, pero tarde o temprano, como brotes en primavera, surge el fango de las profundidades de mi cabeza, del fondo del rincón donde lo alojaba, y me devora. Se come mi alegría, mis ilusiones, no me deja dormir, me quita el apetito, borra la sonrisa de mi cara, borra la sonrisa de su cara y acaba por derrumbarnos a los dos. Siempre termino salpicándolo todo con mi basura, con mis frustraciones, alrededor todo se hunde conmigo, en mí. Nunca he podido reconocerlo, aunque lo he oído decir mil veces, pero no lo he escuchado jamás. No se puede admitir que se llega a enajenar al otro con uno mismo, que lo embriagas, que lo alienas, y que lo haces apropósito.
Pero cuando ya no hay remedio, cuando la vuelta atrás es la segunda vuelta atrás, hay que seguir adelante.
Aquel agente llegó hasta nosotros, advirtiendo su presencia en la distancia, caminando con calma. Ni nos fijamos en él, hasta que delante de nuestras caras, se agachó y preguntó si ocurría algo. Tuvo que insistir, porque sumidos en un trance, mezcla de sueño y desolación, de tragedia y de alivio, ninguno de los dos reparó en aquella figura que movía los labios frente a nosotros.
Reaccionamos, yo primero, más al frente, me levante, sonreí, y con un tono condescendiente, me disculpé, y asegurando que nos iríamos a descansar agradecí el interés por nuestro bienestar. Siempre he tenido mucha labia, parte de mi fachada se compone de ella, y también eso se ha venido abajo en mi alegato, en el suyo, en nuestras diferencias.
Puede que no sea esta la última vez que me suceda, pero he creído que había encontrado un amor inagotable. He sentido que lo tenía todo, y al final lo he perdido. Lo he exprimido tanto, abusando de su grandeza, subestimando su fragilidad, que se ha acabado. Pero no ha sido una emboscada, no puedo decir que no lo intuyera, no he querido oír los ecos, he perdido el rumbo y finalmente no había camino de retorno.
Lo curioso es que haya ocurrido así, aquí, precisamente ahora.
Cuando alguien se aleja un poco, supongo, toma una perspectiva diferente, lo ve todo de otra manera, y se admite la realidad en toda su dimensión. Supongo que eso es lo que ha ocurrido. Pero lo sorprendente, quizá lo que no esperaba, es que esta vez yo no tenía el control, no era mi conversación, era yo quien asentía con la cabeza.

6 comentários:

Anônimo disse...

Las cosas deben de cuidarse, cada día, desde las palabras, a las miradas a todo todo ...

Es muy triste dejar cambiar las cosas, apelando a Neruda, las cosas exigen mucho más que el simple hecho de respirar...

Tiempos de olvidos, hay que prestar atención ...

Bicos!

rakel disse...

tu crees que si? hay que ser constante o hay que ser expontáneo?
o tal vez hay que encontrar el equilibrio entre la emocón y el confor?
complejo tema, si.
bjs!

Iván disse...

Antes de las flores el cardo.
Me parece algo extraña la idea de que los personajes puedan estar más de cinco horas juntos y sin hablarse. Y si no se dicen nada, ¿el policía para que va? Me da la sensación de que el tiempo transcurre de una manera extraña en el relato.
Fuera de eso el relato me ha dado que pensar. Es cierto que las parejas atraviesan por baches muy a menudo. ¿De quién es la culpa? ¿De uno? ¿De otro? Supongo que de ambos. Tampoco se les ve demasiado triste así que no le desagrada la situación. A veces es necesario cortar por lo sano cuando las cosas no funcionan.
Muy bueno el tratamiento del personaje principal. Me arrastra sin rubor a su turbulencia sentimentasl sin dejarme un regusto a voyeurismo barato. Un personaje complejo, bien creado y encerrado en una prosa que me hace cabalgar sin descanso por las montañas de sus sentimientos hacia el final del relato. Sencillamente redondo.
Un saludo!
PD:Siempre he pensadom que educa más un cardo que una flor. :P

Jove Kovic disse...

Muy bueno, me gusta mucho como escribes, ya te lo dije en otro comentario.
No sé si hay que encontrar el equilibrio entre algo o no, he visto grandes amores alimentándose exclusivamente de excesos.
Respondiendo a Iván, no siempre y no necesariamente hay culpables.
Lo que si hay siempre, es una o más circunstancias adversas
invencibles ( yo no creo en seres poderosos; en el amor o en la pasión, todos estamos más cerca de la fragilidad y el dolor que de otra cosa)
Nos seguimos leyendo

::mer:: disse...

Me ha impactado especialmente el texto después del sueño que he tenido esta noche. Tengo que reflexionar. Llevo un año reflexionando, ¿qué cojones estoy haciendo?

Un beso muy grande, Rákele, cómete a los portugueses el viernes y a ver si os dan las vacaciones de una puta vez!!!

A ver si en agosto podemos vernos algún día, o septiembre, who knows...

Anônimo disse...

El equilibrio es una utopia amiga rakel, pero bueno, hay que tratar de conseguirlo siempre, o al menos, acercarse ...

Si, complejo tema!