quinta-feira, 2 de agosto de 2007

en mi otra vida




En mi otra vida soy una persona diferente.
Como mucha gente, yo tengo dos vidas, en la otra recuerdo lo feliz que soy en esta. Es una cuestión de saber organizarse, emplear el tiempo con cuidado, administrar bien los sentimientos, controlar los papeles, y hacer un poquito de equilibrio. Todos pensamos que es imposible soportar dos veces el trabajo, las obligaciones, las cargas, los compromisos…esas cosas que nos amargan la poca felicidad cotidiana, los placeres menudos, el disfrutar de la vida. Yo lo llevo bien, lo soporto con estoicidad, pero he de confesar, que regocijándome en mis pequeños vicios, en los pecadillos que me permito a diario, en esta y en la otra vida. No me gusta confesarlos, porque me siento como culpable, pero si alguien los descubriese no trataría de negarlo, porque en el fondo son la sal de mis dos insignificantes existencias. Siempre, y desde que lo supe, me gusta recordar lo que hago en cada una, porque hay gente que o se olvida o se lo niega, y eso no es muy práctico, porque una vez que eres tu, lo mínimo que puedes tener es la conciencia de ti mismo que de lo otro ya te privan los demás. No es que te quiten nada, pero no puedes ser como te gustaría, algunas veces ni parecerlo, e incluso otras veces, terminas por ser lo que aborreces. No es ese mi caso, pero puntualmente podría acercarme mucho a eso último.
En principio, yo llevaba una vida de mediocridad, que en mi ignorancia me satisfacía, ocupándome de mis quehaceres cotidianos, con un grupo de gente agradable, en medio de un entorno amable. Pero fue repentinamente, cuando me limpiaba los dientes frente al espejo del lavabo, cuando me vi en el otro lado, no físicamente por supuesto, ningún conejo pasaba por allí. Pero en mi mente rebrotaron un montón de imágenes en las que yo estaba diferente, mi vida no era como yo la recordaba, pero los recuerdos estaban pasando frente a mi como si ocurriesen en ese instante, como si me viese en ese espejo, con tanta claridad que no podía diferenciar los antiguos de los nuevos, hubo segundos de confusión. En esos momentos, dudé de mi mente, de mí, de cual era la vida primera, de lo que era, de mi pasado, me sentí en medio de la demencia, de la angustia. No podía diferenciarlas, no conseguía separar a las personas de ambas, lo que hacía, los lugares donde ubicaba todo. Me desorienté durante algún tiempo, perdí la noción exacta de las cosas que me sucedían, de la realidad que tan relativa me parecía, de todo un poco.
Pero después de todo, lo comprendí, lo recoloqué, me recuperé del choque, y entendí la suerte de saber con exactitud lo que ocurría en las dos mitades de mi existencia, privilegio solo de unos pocos. Todo el mundo tiene dos vidas, pero lo normal es ignorar lo que se hace en la otra. Yo lo descubrí en una, lo entendí, lo asumí. No se puede ser feliz en las dos, por eso yo las vivo en sus dimensiones correspondientes, soñando en las dos con esa miel que siento en una de mis bocas. Lamento mucho que los demás no lo entiendan, que no comprendan lo sencillo que es, que les falte el consuelo de esa otra, la perfección de los sueños comunes que todas las noches recurren en mi cabeza, ese trance en el que viven.
En esta vida soy una persona diferente, vivo en libertad, respiro el aire limpio de la costa, el sol tuesta mi piel cada día, el aire despeina mis cabellos, me canso paseando, siento sed y hambre y las sacio a voluntad. Mi casa está llena de color, con papel pintado en las paredes, puertas abiertas, cristales trasparentes, balcones con flores. Lo único que me pesa de mi trabajo es que me separa unas horas de una familia que me aporta el cariño que llena mi corazón, o de los amigos que alegran mi alma. Cada segundo que paso despierto lo guardo como un tesoro, porque me ayuda en mi otra vida. En esa otra no soy yo realmente, no me siento como en esta, pero lo llevo bien, lo llevo.
Ya no siento confusión, lo entiendo todo, he encontrado el equilibrio entre ambas, separándolas de día y juntándolas en la noche, a solas, en la intimidad de la oscuridad donde hago mío mi propio destino, dejando solo para mi ese secreto feliz.
Tal vez un día pueda dejar a un lado esa otra vida en la que no me siento como soy, en la que simplemente paso los días pensando en el sueño, esa vida blanca, de ventanas cerradas, de pasillos largos, de sol detrás de cristales, de talleres, de pollo los lunes, de visitas cada tarde, de paseos los domingos. Tal vez haya una salida para ser feliz en las dos vidas que uno tiene, o para olvidar en la que no se es. A veces me pregunto qué pasaría si perdiese una de esas vidas. A veces siento que no sería una gran pérdida, lo que moriría dentro de mi, porque en el fondo, mi vida está aquí, y en realidad en mi otra vida soy una persona diferente, a la que tal vez no le importe vivir.

5 comentários:

Iván disse...

Es un placer voverte a leer. Te echaba de menos.. :)
Que duro resulta darse cuenta de esas dos vidas... Aunque la mayor parte de la gente no consiga habitar jamás la que hay al otro lado del espejo. Alicia encontró un mundo de locura. Pero los demás descubriríamos una tierra donde los sueños se materializan a medida que los soñamos... Un lugar donde la imaginación se hace realidad y, donde esta última, se relega al rincón más oscuro de nuestra alma.
Lo cual no significa que la primera vida no esconda momentos agradables. Solo es cuestión de mirarla con ojos benevolentes. Con una mirada de esperanza sabiendo que en cualquier momento el mundo del espejo se puede fundir con el supuestamente real.
Fantástico relato. Aunque eso es habitual ;D
Un saludo!

Anônimo disse...

No te engañes, no hay otras vidas, solo hay una. Somos lo que somos por lo que somos en el todo, lo demás son excusas. Pero sabes? Seas como seas, eres, y eso es lo más importante.

Biquiños!

Anônimo disse...

ola!
gracias amigos, os añoraba!

lo de las dos vidas sólo es un espejismo, no nos engañemos. soñar está muy bien, pero la realidad si no nos gusta debería cambiar, no esconderse tras una falsa dimensión. en cualquier caso, solo son las divagaciones de una mente demente, jejeje

besos!

Anônimo disse...

he releído...

bien, en algunos oasis el desierto es un espejismo (Benedetti)

sigo pensando, no acredito no haber entendido!!!!

besines!

Anônimo disse...

un relato maravilloso como siempre, pero me ha costado llegar al fondo, ya sabes, con mi primera lectura no vi q la acción tenia lugar en un centro psiquiatrico, y eso creo q lo hace mas interesante.....

besos