Hoy, que me he dado una vuelta por el mundo a ver como seguía a pesar de mi, he descubierto el erotismo de mil y un actos cotidianos. Luego, de vuelta a casa, he venido pensando si no estaría imaginándolo, y al final resulte que solo sería el mio el que estaba contenido, precisamente en mi cabeza.
El tema empieza cenando con unos amigos. Hablando del chocolate, y lo típico del sustitutivo surge en la conversación. Pero para un hispanohablante tratar de temas escabrosos en português, pues no viene teniendo la misma gracia. Aun asi todo el mundo entiende de que va lo del chocolate. Y llega el postre, mus de...chocolate, no podría ser de otro modo. Y hablando de como se "come": despacito para algunos, un poco más rápidito para otros, porque para los más ansiosos, cuando llega el final es cuando hay más emoción.
Imaginemos, un postre con un sabor intensamente dulce, una textura untuosa, que se pega alla donde contacta, lo metes en la boca apenas con la punta de la cucharilla. Si es la primera, su sabor es una explosión aromática que contacta con el paladar por la presión de la lengua, que despues lo pasa por el resto de la boca, lo desliza hacia la garganta y despues va dejando un ligero rastro en los labios. La siguiente no es tan emocionante, pero cada vez es más agradable, ya has probado un poco y te ha encantado, solo piensas en la próxima, y te gusta el regustillo que deja. Si la conversación se extiende, empiezas a sentir un poco de impaciencia porque no puedes pensar en otra cosa y por mantener las formas tienes que hablar un poco, sonreir, escuchar a los demás, esperar, y por fin llega la siguiente. Pero como has esperado demasiado ahora quieres más y una mayor. A poquitos casi has terminado tu porción, y entonces es cuando empiezas a apurar el final, con ansia, con esmero, cuidadosamente, y es exactamente ese último poquito, ese que más te has currado, el que te deja el sabor final, el que recordaras después, porque ha culminado la cena. ummmm!
Luego nos vamos a tomar una cerveza, la cerveza portuguesa es tal vez tan buena como el cafe. Aquí todo sabe más fuerte, es una cuestión de gustos, para mi son perfectos ambos.
Y entonces me fijo en cómo la gente, incluso yo, fumamos un cigarro.
Lo coges cuidadosamente, lo colocas entre los labios, apenas introduciendo unos milímetros, a mi personalmente siempre se me inclina más sobre el labio inferior, casi rescolgándose de él. Y le acercas la llama, lo aprietas un poco más, inpiras profundamente y sientes como el humo entra hasta el fondo. Esa primera calada reporta un placer que se refleja en la cara, cerrando los ojos ligera pero inmediatamente. Se siente como ese calorcillo permanece durante algun tiempo dentro del pecho. Luego hay quien deja salir el humo por la boca, abriendo los labios ligerante y dejando que se escape furtivamente, hay quien lo empuja con una exalación, en un potente chorro direccionable incluso. Y siempre hay algun alma creativa que se deleita en moldear formas imposibles cuando fuma. No es mi caso, yo dejo que el humo acompañe mi respiración, fumo lentamente, y casi siempre con cafe o cerveza. No fumo demasiado, porque no se puede acompañar como a mi me gustaria; qué seria de mi salud si, como muchos fumadores, me tomase una o dos cajetillas de cafe o cerveza al día. O me lo tomaba todo a temperatura ambiente, demasiado despacio, sin saborerlo, solo por vicio. Imposible, prefiero fumar menos y hacerlo con esas compañías, que habituarme y hacerlo sin ganas o por necesidad. Aun lo hago por puro placer.
Assinar:
Postar comentários (Atom)
5 comentários:
Chica, sólo de leerte me entran hasta ganas de fumar... o de comer el postre; y eso que yo ni fumo ni me va mucho el chocolate. Pero suena tan tentador, así como lo cuentas...
jajaja.
ola! me alegro de que te replantees el "chocolate". es solo pillarle el punto...
Por cierto, algún día tendrás que contar qué haces en Portugal, ¿no?
Me estoy paseando por tu blog restaurado, y me encuentro con este estupendo post sobre el chocolate, el tabaco y el erotismo nuestro de cada día. Yo dejé de fumar tres paquetes diarios hace nueve años, y lo recomiendo vivamente ( el dejarlo, quiero decir) En cuanto al consumo de chocolate, yo también lo recomiendo mucho...el metafórico y el literal.
Beijinhos
en la vida todo es un poco mejor con chocolate, erotismo y algún cigarro de esos que matan pero que tan bien sientan en ciertas ocasiones.
Postar um comentário