sábado, 27 de outubro de 2007

Oído



En una ocasión, escuchando contar historias de la guerra, de la guerrilla, de mi amigo Fermín, que lo vivió en su propia piel, imaginé como debió de ser. Solíamos reunirnos a comer y compartir nuestras vidas, hablar de los hijos, los nietos, contarnos los achaques o arreglar el país, dos veces al año, una paella en el campo o un botillo en febrero.
Fermín solía hablar siempre de la vida que vivió fuera, en Francia, luego en Bélgica, casi nunca se le oía hablar de las calamidades de la guerra ni de su lucha por salir con la vida en un atillo por los Pirineos arriba. Pero ahora que perdía el oído, casi ciego por los años, se lamentaba de lo importante que le parecía dejar de oír el mundo, y a raíz de ese contratiempo de la edad se arrancó a contar lo que pasó en esos días que vivió tratando de cruzar la frontera y huir a Francia.
Entonces no tendría más de quince años, pero había luchado como un hombre en el frente, con sus hermanos y hermanas, su madre y su padre, todos defendieron los tres colores de la bandera hasta el final. Se perdieron por trincheras y contiendas en las que conocieron el horror, la derrota y finalmente la cárcel. De allí precisamente escapó Fermín, casi muerto, de camino al cementerio el carretero escuchó toser al muchacho, que casi se ahogaba en su propia sangre, que le rezumaba por la boca sin descanso. Aquel hombre lo dejó con cuidado en un rincón del cementerio, sin incluirlo en la lista de difuntos, y lo llevó a una casa cercana donde lo cuidaron entre dos ancianos, que lo mimaron con tanto esmero que sufrió al marchar.
Una camisa limpia un par de calcetines de lana y un pañuelo, envuelto en un lienzo de algodón que anudó dos veces y se echó a la espalda. Poco pesado su equipaje, ligero de carnes y con esperanza en la huida. No tuvo otras alternativas, ya habría muerto en la cárcel o en cualquier cuneta, así que siguiendo indicaciones de antiguos contrabandistas, se lanzó al monte.
La primera noche pasó enseguida y el día era arriesgado, se cobijó pues en una grutilla que encontró de camino. Allí pasó un día entero, a oscuras, en lo profundo de la cueva, y escuchó latir su corazón con fuerza, escuchó sus propios jadeos al sentirse descubierto, y sus suspiros al comprobar infundados sus temores, oía caer un goteo incesante desde el techo hacia un pequeño charco, y sentía un poco lejos, el curso del agua de un riachuelo. Pudo escuchar, durante horas, como se retorcían sus tripas ante el hambre canina que le encogía el vientre, pero no se movió ni un paso, no abrió los ojos mientras estuvo alli, pero lloró mucho. En aquel lugar oscuro, frío, húmedo en donde sentía su soledad y una inseguridad insoportable, imaginó su cuerpo tirado en una fosa junto a los amigos y compañeros de celda, muchos de ellos conocidos desde la cuna, y como se iría muriendo escuchando caer la tierra encima de su espalda, el golpeteo de la pala en el suelo y el sonido de su corazón parándose.
Pero mi amigo cruzó las montañas, oyendo los pasos hacia una vida en libertad, al menos sin miedos represivos, y pudo grabar en su memoria esas primeras palabras en francés que sonaron en sus oidos como música.
Fermín describía como nadie esos momentos que habían sido tan intensos, decisivos en su historia personal, y todos escuchábamos en silencio solemne, mientras alguien enjugaba una llantina o tragaba saliva, porque algo así duela aun hasta oído de boca de otro, más aún de un compañero.
(imagen tomada de www.pirineos.com)

2 comentários:

Anônimo disse...

Llevo poco tiempo leyéndote, pero esta es la entrada que más me ha gustado. En esa época cada persona tiene una historia que contar, tiempos muy duros que no podemos ni imaginar desde nuestro estado de bienestar.
A veces mi madre nos explica cómo eran las cosas antes, durante el franquismo o cuando estuvo en Alemania trabajando, como lo hacía mi abuela, cuando vivía.
Un besote

rakel disse...

gracias susana, estos temas me emocionan mucho, son rrealidades muy intensas que no se desgastan con el paso de los años.
celebro tu liberación, eres una valiente! ;P
besos!