quinta-feira, 14 de agosto de 2008

Un vistazo


Me he visto en los vidrios de un escaparate, he mirado mi reflejo de soslayo, y me ha dado pánico lo que he visto. Me ha dado miedo incluso volver la cabeza, que he retirado hacia un lado rápidamente, hasta abrir los ojos me daba terror. Creo que he pensado, en un segundo de locura, que si no lo miraba o si cerraba los ojos, todo lo que había contemplado desaparecería y dejaría de estar ahí aquello de lo que escaparía si pudiera. Me evaporaría ahora mismo, salir de mi cuerpo, contemplarlo en la distancia, con el alivio de saberlo lejos. Es como uno soñaba en la infancia, poder viajar a través del espacio, incorpóreo, un viaje astral…esas cosas deberían ser posibles, ojalá fuesen ciertas en este momento.
No siento nada, aparte de esa sensación de irrealidad, sigo apretando los párpados, muy fuerte, para no verme, no quiero ver nada en realidad, ni siquiera quiero sentir nada. No comprendo muy bien qué es lo que me ha pasado, porque yo siempre me he considerado bien, pienso que soy alguien agradable, nadie debería odiarme ni nada parecido. Bueno, es verdad que tengo mis manías, estupideces, pero no es como para odiar a alguien por eso.
Trato de recordar mis pasos esta mañana. Trato de recordar lo que he hecho desde que me he visto al salir de casa. Algo ha pasado desde la última vez que me miré en el espejo, que si no lo recuerdo mal, fue al salir del trabajo, me puse el abrigo en el baño y me atusé el pelo. Siempre lo hago, porque tengo un mechón rebelde que cuando menos lo espero se ha erguido como un mástil.
Empiezo a sentir un profundo mareo, creo que es porque no estoy respirando, sigo pensando y apretando los ojos cerrados. Esto no sirve de nada, así que los abro. Pero ahora entiendo aún menos lo que veo. Realmente, es como para sentir pavor. Porque sino iban a rodearme todas estas personas, unos desconocidos se han agrupado a mirarme en plena acera. Creo que se han dado cuenta de que estoy a punto del pánico, y una mujer se acerca, me toma la mano, y me pregunta algo. Pero no doy crédito, no entiendo lo que dice, realmente me está pasando esto a mí. Alcanzo a comprender, y no puedo articular palabra, lo intento y me aborda un acceso de tos. La mujer me toma el brazo y trata de sostenerme, y cuando me recupero siento que un hilillo se escapa de mi boca. Me paso el dorso de la mano y miro el rastro, rojo encendido.
Ahora empiezo a sentirlo, un punzada en el pecho. La mujer sigue asida a mi brazo izquierdo, y ahora un hombre se ha agarrado al otro. Sigo sin poder decir nada, y a lo lejos oigo un ensordecedor ruido.
Creo que voy a volver a cerrar los ojos, voy a pensar un poco, creo que sé cómo ha llegado ese cuchillo a mi espalda. Debí sacar la cartera, no tiene sentido negarse a perder unos billetes, cuando el abrigo que llevo, un abrigo carísimo, tiene ahora un agujero en media espalda.

6 comentários:

Anônimo disse...

Ey! Te leo a cuentagotas. La carrera debe agotar... :)
Un relato bastante tétrico. Y trágico. Encontrarse con un cuchillo en la espalda por evitar un atraco... Poco hay más valioso que nuestra propia vida. Aunque a los demás no parezca importarles.
Un beso!

magofez disse...

oh! que buen final! Perfecto!

Aunque lo de viajar por el espacio, es la única realidad que tenemos. ¿Crees que no lo hacemos? je je

bicos,

Jove Kovic disse...

Faço um comentário:
La muerte debe ser algo parecido, muy buen microrrelato. Beijinhos.

Jove Kovic disse...

Pensaba que ya habías olvidado tu contraseña y por eso no actualizabas ( vaya, he façido outro comentário)
Aprendo portugués con facilidad sorprendente en uno de letras.

SallanWorld disse...

Usted, cuando le atraquen, deles todo el dinero. Que el dinero sin salud no es nada.

CMN disse...

Me gusta tu blog.
Te he enzalado al blogroll de FOTOGRAFIAS EN LA PARED.