quinta-feira, 3 de julho de 2008

HISTORIA DE UN INCENDIO


El fuego se lo comió todo.
Ese fuego con el que jugamos durante demasiado tiempo, que ardía por las noches, que abrasaba nuestras carnes, evaporando el sudor de mi espalda y llevando a ebullición nuestra sangre con cada envestida, esas llamas de rojo encendido, de amarillo ardiente, solo nos han dejado un montón de cenizas.
Ya no somos personas, no somos cuerpos, ya no hay calor ni furia, ni aliento en mi oido, ni jadeo en tu boca, ni humedad en nuestra piel, ni color, ni luces.
Ahora, que nos hemos hecho polvo, inerte, gris, inofensivo, que se mueve solo si hay aire, que se esfuma, que se pierde por las rendijas, que pronto desaparecerá, solo ahora que todo ha pasado, en este preciso momento, es cuando pienso que quizá nos equivocamos, al dejar libre nuestros deseos y consumirnos tan intensamente. Es posible que no esté en lo cierto, pero sin duda, creo que nuestro error fue ese incendio. Pero ahora ya nada tiene remedio, porque hemos agotado nuestro tiempo.

3 comentários:

Jove Kovic disse...

Pues lo siento mucho, de verdad. Si te digo que un fuego se apaga con otro, ¿ te servirá de algo? No, verdad; ya me lo temía. En fin, muchos besos. Muchos.

MBI disse...

It�s too late...demasiado tarde...para algo, siempre

magofez disse...

Así funciona. Es la vida. Yo no diré lo siento jamás ante un fuego de estos, todo lo contrario, te felicito por haberlo vivido. Lo triste sería un incencido sin fuego, eso si es para llorar.

saludiños!