segunda-feira, 8 de outubro de 2007

TACTO


Ella estaba allí desde hacía horas, en pie, trabajando, simplemente había parado a tomar un café, a respirar aire fresco, en la terraza del centro. Cerró la puerta, tiró el vaso de plástico, se enjuagó las manos y regresó a su puesto. Al entrar en la estancia cálida y aromatizada con fragancia de naranja, sintió de nuevo ese sofoco que creía ahuyentado. Solo con un vistazo reconoció el cuerpo que reposaba, tendido boca abajo en la camilla, cubierto en parte por aquella pequeña toalla blanca, y que la saludaba con familiaridad. Por supuesto, después de unas semanas juntos, con un problema insidioso, que recurría casi cada temporada, eran casi amigos. Mientras trabajaba, no le gustaba mantener conversaciones que distrajesen su trabajo, pero aquel tipo, tan comunicativo, con intolerancia al silencio, se había entrometido en su vida, contándole todo tipo de anécdotas e intimidades en sesiones de 50 minutos, como una amistad en capítulos diarios, primero, y semanales, ahora.
La lesión a tratar se localizaba en la espalda, por tanto, cada día acariciaba el torso de aquel hombre de piel aterciopelada, desde el cuello hasta las nalgas. Siempre debía repetir los mismos ejercicios, como una rutina, pero a la que nunca se acostumbraba. Es un ejercicio fascinante, basándose en la sabiduría oriental, en la medicina occidental, en el contacto de las manos, el tacto de las pieles, la fricción. Sin duda, hay pocas cosas que se centren tanto en los sentidos, en el tacto, concretamente, y eso puede ser fascinante para alguien que lo hace como una vocación.
Hay personas que nacen con ciertas inclinaciones hacia áreas muy concretas. Podría encaminarse hacia acciones mecánicas, o actividades intelectuales o artísticas, y también las sensoriales. Ese fue siempre el campo más fascinante para ella, que podía sentir cientos de sensaciones a través de las manos, que acariciaban, o estrujaban, o sostenían todo aquello a su alcance.
Y fue así, precisamente, como terminó por dedicarse a sus aficiones. No siempre resulta un placer, claro, pero momentos como ese compensaban cientos de los otros.
Tomó un poco de aceite en la mano derecha y lo pasó por la mano izquierda. Colocó ambas sobre los hombros del hombre, deslizándolas hacia la nuca, por el cuello, de nuevo a los hombros y así, bajando desde el centro hacia los lados, por el resto de la espalda, llegó hasta la zona lumbar. Avanzando por los entresijos de su torso, sintiendo aquellos puntos de dolor, estrechando entre los dedos la piel y el músculo, mientras escuchaba como la voz de él, e incluso su respiración, se entrecortaban con cada batida, ella estaba tan alterada que podría haberse desmayado allí mismo si no se hubiese contenido. Podría dejarse llevar por su excitación, por su propia imaginación de lo que sería encontrarse frente a frente con aquel que tanto deseaba, pero no lo haría. Al finalizar la sesión, se despidió apurada, ruborizada, argumentando un trabajo urgente y salió de la sala, cerrando la puerta tras ella, y apoyando la cabeza, como asegurando su cierre, volvió a tomar contacto con la realidad de su rutina.
Deseaba poder hacer algo al respecto, pero ese no era su fuerte, solo se limitaba a tocar las teclas, no cantaba las canciones ni componía la música.

7 comentários:

Jove Kovic disse...

Muy bueno Rakel, no sé si en estos momentos tengo más ganas de recibir un masaje, o de darlo.
***!

rakel disse...

uf, yo lo tengo clarísimo!! ;P
****!

LA CARICATURA EXISTENCIALISTA disse...

leer este post lo relaja a uno un poco, salute!

Javier Menéndez Llamazares disse...

Muy bueno el texto.
Pero creo que tienes que corregir un poco tu perfil; ¿qué es eso de que eres pesimista e inmadura?
De eso nada, no nos tomes el pelo; lo de pesimista se cae con la sonrisa profidén de la foto.
Y lo de inmadura... nanay. Aquí ni los tomates están inmaduros...
Bjs.

Iván disse...

¿Que ha pasado con mi comentario? Te juro que lo hice el primer día. He vuelto para ver si tenías algo y no lo he encontrado...
Ya no me acuerdo lo que te puse. Te eché muchas flores (menos de las que mereces). Espero que tengas un buen jarrón para guardarlas todas. En serio. Un gran relato.
Me recuerda algo al episodio de Friends donde Phoebe acaba mordiéndole el culo a uno de sus clientes.
Un besazo!

Anônimo disse...

MUCHAS GRACIAS!

(no me gustan las mayúsculas, pero esto lo precisa)

veremos como sigue todo...

besos!!

magofez disse...

Quizás el tacto sea un simple medio para transmitir energia, para quien tenga esa energia claro.